Guía clínica para el manejo de la ansiedad
Guía clínica para el manejo de la ansiedad
A lo largo de las últimas tres
décadas, los trastornos de ansiedad han generado mayor investigación en
comparación con otros trastornos psiquiátricos. Su relevancia clínica y de
salud pública ha sido reiteradamente demostrada poniendo en evidencia los altos
costos generados tanto por la discapacidad que genera, como por la disminución
en la productividad nacional. Incluso, se ha demostrado que genera mayor
discapacidad que otras enfermedades crónicas, tales como la artritis, diabetes
e hipertensión; y de igual impacto que las enfermedades cardiovasculares.
Los trastornos de ansiedad son
los trastornos mentales que cuentan con una mayor prevalencia a lo largo de la
vida, la cual ha sido estimada entre 13.6% a 28.8% de la población (Kessler y
cols., 2005; Alonso y cols., 2004), así como una prevalencia aproximada de 18%
a lo largo del último año. Aproximadamente de 1 entre 5 hasta 1 entre 12 que
solicitan consulta en el primer nivel de atención, padecen de síntomas
ansiosos. El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es detectado con mayor
frecuencia en pacientes que se presentan en la atención primaria, que, en la
población general, lo que sugiere que estos pacientes son usuarios frecuentes
de los servicios de atención primaria.
Los pacientes que padecen un
trastorno por ansiedad presentan un alto impacto en su vida y en su familia,
así como un alto costo social. La ansiedad crónica se ha asociado con una
alteración funcional profunda; lo que se ha relacionado con un uso excesivo de
servicios médicos psiquiátricos y no psiquiátricos. Así mismo se ha demostrado
que los pacientes con ansiedad cuentan con una productividad laboral menor que
la población general.
La Encuesta Nacional de
Epidemiología Psiquiátrica (Medina-Mora y cols., 2003),reporta que el tipo de
trastornos más frecuentes en nuestro país son los trastornos de ansiedad tanto
en la categoría “alguna vez en la vida” (14.3%), como en “los últimos 12 meses”
(8.1%) y en el “último mes” (3.2%).
En una revisión sistemática reciente
realizada por el Dr. Ronald Kessler (2007), se mencionan los siguientes
hallazgos sobre el impacto de la ansiedad en la población general:
1) Los trastornos de ansiedad
tienden a la cronicidad, dado que entre el 60 al 70% de las personas que manifiestan
haber presentado un trastorno de ansiedad a lo largo de la vida, lo tiene
activo en los últimos 6 a 12 meses.
2) Cuentan con una edad de inicio
aproximada de 15 años. 3) Existe una alta comorbilidad entre los trastornos
depresivos y ansiosos. Más de la mitad de las personas que presentan depresión
o ansiedad, han llegado padecer ambos tipos de trastornos.
4) Es probable que la prevalencia
a lo largo de la vida se haya incrementado en los últimos años.
Finalmente, a pesar de que en la
actualidad existen tratamientos con efectividad demostrada, la proporción de la
demanda atendida continúa siendo baja. En este sentido, los resultados de la
Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, demuestran que sólo el 6.9% de
todos los pacientes que han padecido un trastorno por ansiedad fueron atendidos
por un especialista en salud mental y 4.8 por un médico general; mientras que
el 0.8% fueron atendidos por “otros recursos” tales como: consejero espiritual,
cura, rabino, yerbero, quiropráctico, o un espiritista (Medina-Mora y cols.,
2003).
De acuerdo con Lara y
colaboradores (2007), las enfermedades mentales que generan una mayor
proporción de días perdidos son, en orden decreciente: depresión, agorafobia,
ansiedad generalizada, trastorno de pánico y trastorno por estrés
postraumático, incluso mayor que las enfermedades crónicas.
La Guía está dirigida a todo el
personal de salud, médicos generales, psiquiatras, psicólogos, trabajadores
sociales, y enfermeras, con la finalidad de facilitar la uniformidad en la
atención de estos padecimientos.
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